La discriminación tecnológica constituye una forma de pobreza y exclusión social, al privar a una parte de la ciudadanía de recursos esenciales para desarrollarse y generar riqueza. Lo hemos visto con frecuencia durante la pandemia de COVID-19, al encontrarse numerosos estudiantes y trabajadores con dificultades para teletrabajar y seguir las clases online. A continuación, repasamos los principales efectos de la brecha digital:
Incomunicación y aislamiento
Los habitantes de áreas remotas a las que no llega Internet están incomunicados. Algo parecido les ocurre a los residentes de zonas urbanas que viven desconectados al provocar aislamiento social.
Barrera al estudio y al conocimiento
La crisis del coronavirus ha mostrado los efectos de la brecha digital en la educación: profesores y alumnos en fuera de juego por carecer de la tecnología y las competencias digitales suficientes. También aumenta la ignorancia al limitar el acceso al conocimiento.
Acentúa las diferencias sociales
El analfabetismo digital disminuye las opciones de encontrar trabajo o de acceder a un empleo de calidad, lo que repercute negativamente en la economía de los trabajadores.
Discriminación sexual
Como vimos al principio, la brecha digital perjudica más a las mujeres que a los hombres, lo que vulnera los principios de igualdad de género.